jueves, 7 de septiembre de 2017

Balacera en el Ayuntamiento Municipal. 1923
 Por Óscar Cortés Palma


Ya finalizada la revolución mexicana, en Axochiapan los pobladores estaban molestos con el cura del pueblo Elpidio Olvera. Debido al clima hostil en su contra, el cura decidió retirarse un tiempo de la iglesia de Axochiapan.

Era el año 1923 el pueblo estaba dividido, unos estaban con el Partido Agrarista y otros con el Partido Cooperativistaque dirigía Joaquín Camaños.

Después de un tiempo, el cura del pueblo Elpidio Olvera regresó un sábado para preparar la misa del domingo. En la entrada de la parroquia, lo interceptó el comandante municipal,  el ex zapatista Secundino Onofre que iba acompañado de José G. Jalapa y de otros vecinos, que a través de engaños le quitaron las llaves de la parroquia.

Molesto el cura fue a quejarse con una organización política local conocida como  el Club Cuauhtémoc que estaba integrada por Jesús G. Enríquez, Hermelindo Enríquez, Cristóbal Sánchez, Raymundo Herrera, Martín Domínguez, Gumesindo Cedillo, Antonio Cedillo.
  
Estas personas al enterarse del problema de las llaves de la parroquia fueron a ver al presidente municipal el ex zapatista Félix Corrales para que solucionara el problema.

El presidente municipal, se entercó en no darles nada. A lo que los inconformes dijeron:

-No te hagas tarugo presidente, estamos hablando de tus policías, que arrestes a Secundino Onofre y a José G. Jalapa. Y que ya no te metas en asuntos religiosos-.

El presidente municipal ni por aquí había pensado en quitarles las llaves, mucho menos en encerrar a sus policías, les dijo:

-Yo no he hecho nada malo muchachos, el artículo 130 de la Constitución Mexicana dice que no tengo jurisdicción en asuntos religiosos, ¡vaya! Haremos el esfuerzo, estense sin cuidado-.

 Los inconformes estaban furiosos. Ese mismo día fueron a avisarle al exgeneral zapatista Joaquín Camaños lo que estaba aconteciendo.

Al día siguiente, era un domingo, al medio día, los integrantes del Club Cuauhtémoc Jesús G. Enríquez, Cristóbal Sánchez, Efrén Meléndez, José Cuate, Rodolfo Aguirre, Gonzalo Navarro, Hermelindo Enríquez, acompañados por el ex general zapatista Joaquín Camaños, fueron de nuevo a visitar al presidente municipal.

Félix Corrales titubeó en recibirlos. Después de pensarlo un rato, los atendió. Uno de los inconformes dijo:

-Ya te dijimos que no vamos a permitir que la parroquia este cerrada, queremos que la abras y que encierres a Secundino Onofre y a José G. Jalapa, no vamos a permitir más blasfemias-.

Un grupo de mujeres dirigidas por Estefanía Enríquez comenzaron a gritar, venían por el Zócalo Juárez, en ese entonces allí se encontraba la presidencia municipal.

Al ver esto el comandante municipal Secundino Onofre y los demás policías que se encontraban armados en la calle aledaña, entraron a la presidencia municipal, tratando de poner orden.

Fue entonces cuando Estefanía Enríquez se puso a gritarle a Secundino Onofre

-¿Compadre para que está usted poniendo la mano en el puñal? ¿Muy macho?-

Entonces, el ex general zapatista Joaquín Camaños, perdiendo el control de sí mismo, se puso a gritar y le dijo a Secundino Onofre:

-¡Cuando yo pongo la mano es para deberás! ¡Cabrón!-

Al ver esto, el secretario municipal comenzó a gritarles a  Joaquín Camaños y a Jesús G. Enríquez:

-¡Suplico señores tengan calma!-
Los ex zapatistas, Joaquín Camaños y Secundino Onofre se agarraron a tiros, cual si estuvieran en un duelo del salvaje oeste. Después comenzaron a disparar todos y ocurrió una terrible balacera.

Cayeron: Joaquín Camaños, Cristóbal Sánchez y Secundino Onofre. En las cercanías cayeron Hermelindo Enríquez, Sixto Saldívar (conocido como el cabezón), Domingo Montes y Fabián Vázquez (apodado el bigotes).

En esa balacera hubo otras seis personas heridas, entre ellas Jesús G. Enríquez (quien después fue diputado local). Otro herido fue el ex zapatista Víctor Onofre, hijo del comandante municipal Secundino Onofre. Víctor Onofre décadas después sería comisariado ejidal, síndico municipal, y en ocasiones la hacía de presidente municipal cuando este se ausentaba. El asistente de Camaños, Santos Barreto apodado "el pirigüíji" resultó ileso.

Como siempre a los autores intelectuales del conflicto no les pasó nada, sólo manipularon a la gente para que se pelearan entre sí.

El presidente y el secretario municipal fueron  a caballo a la Estación del ferrocarril a enviar telegramas solicitando al gobierno del estado que trajera soldados.

 A pesar de este trágico suceso el presidente municipal Félix Corrales continuó unos años más siendo un político influyente en el municipio y le tocó ser integrante del comité que realizó los primeros censos para la repartición de tierras a los ejidos de Axochiapan en el año de 1927 que benefició a los pobladores del municipio. Nadie fue castigado por la balacera.

El cura Elpidio Olvera fue removido a otras iglesias lejanas en donde continuó siendo párroco durante muchas décadas, del año 1927 hasta la década de 1960.

Después de esta balacera se cerró la Iglesia de Axochiapan, durante seis años, de 1923 a 1929. Y los trámites religiosos se hacían en la parroquia de Jonacatepec. Cuando finalizó la Guerra Cristera, fue reabierta la Iglesia de Axochiapan. 

Sobre el ex general Zapatista Joaquín Camaños, nació su leyenda y para la década de 1930 'se funda un pueblito como: Joaquín Camaños, en su honor[1].

Después de este trágico suceso empezó a circular el rumor de que Joaquín Camaños había caído por culpa del Gobierno del Estado de Morelos y  de sus representantes Miguel Carrera Peña en complicidad con el presidente municipal y con el secretario del Ayuntamiento originario del poblado de Zacualpan de Amilpas.

Es probable que Joaquín Camaños haya caído en una emboscada planeada por el gobierno para evitar que la región se levantara en armas, puesto que tres años después ocurrió la revolución cristera que no afectó al estado de Morelos, puesto que aquí nadie se rebeló. Se rebelaron por Michoacán, Guanajuato y Guadalajara.
Pudo haber sido cierto esto, pero es indiscutible que Joaquín Camaños tuvo muchos rivales.

El Ejército Federal Mexicano nunca le reconoció el grado de general zapatista, puesto que Joaquín Camaños, tal vez por falta de tiempo o desidia,  nunca comprobó su participación en combate durante la revolución mexicana, como consta en los  Archivos de la SEDENA. Camaños si andaba en la revolución como todo el pueblo andaba en esa época[2].

Además,  Joaquín Camaños fue acusado por vecinos de no participar en combates, de abusar de las mujeres, de robarse las vías del ferrocarril[3], de robarse al menos un terreno de una señora;  de querer apropiarse de las tierras del pueblo de Tzicatlán que limitan con Axochiapan; como constan estas denuncias en el Archivo General de la Nación  y en el Archivo del Estado de Morelos[4].

Por lo que no se descarta la idea de que haya sido emboscado por vecinos de su propio pueblo.  Esta idea es sostenida por el hecho de que no hubo nadie castigado por su muerte.

Y porque los que participaron en la balacera fueron ex zapatistas, como el presidente municipal Félix Corrales y el comandante municipal Secundino Onofre y su hijo Víctor Onofre, entre otros.

La verdad tal vez nunca se sepa, un periódico meses después para explicarse este trágico suceso decía[5]:

“La balacera se debió a diferencias entre los partidarios del Partido Agrarista que apoyaban a nivel nacional al presidente Álvaro Obregón y a su candidato Plutarco Elías Calles, contra una organización local conocida como Club Cuauhtémoc partidaria del Partido Cooperativista, que apoyaba a nivel nacional a Adolfo de la Huerta para presidente de México”.

No obstante, esta información es imprecisa, puesto que la rebelión delahuertista comenzó en diciembre y la balacera en Axochiapan fue en septiembre. Aun así, es posible que Joaquín Camaño si haya estado planeando levantarse en armas con la rebelión delahuertista, como rumoreaba la gente.

Otra opción es que fue un preludio a la rebelión cristera que comenzó tres años después, por lo que tampoco coinciden las fechas, lo único que si coincide con la rebelión cristera es que hubo un cura involucrado.

 Lo que si nos queda claro es que el presidente municipal y cura del pueblo se aprovecharon que los del Club Cuauhtémoc  y los del Partido Agrarista eran acérrimos enemigos.
  
Me faltó citar que Joaquín Camaños fue presidente municipal en el año 1922, en esa época duraban un año en el cargo. Joaquín Camaños permitió realizar procesiones religiosas en las calles como consta en los recibos del ayuntamiento firmados y sellados por él.

Texto: Óscar Cortés Palma 
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