Leyenda de la petición de lluvias con jaguares
Relator:
Profr. Eugenio Sánchez Esquivel
Recopilación: Moisés Jiménez
Silverio
Adaptación: Óscar Cortés Palma
Estampillas de Jaguar: Gerardo Pacheco Dorantes
En un principio cuando se formó la tierra, la humanidad vivía en un paraiso, tenian mucho alimento y sus campos estaban verdes.
En esa época se llevaba
de manera correcta el TONALPOUAJLI (el conteo del tiempo), las personas sabían
cuando ofrendar a sus dioses buenos y malos, tenían controlado el MESTIKAPAN (el
mes) con sus cinco días de mala suerte, sabían cuando llegaba la SIUATEYOTL (el hombre disfrazado de mujer), y el MAYANTLI (el hambre). Todo estaba controlado:
la lluvia, el sol, los meses, los días y las horas.
Las personas con
anticipación ofrendaban y peregrinaban a los PANTITLANES (las cimas planas del
cerro), a los ZITLALTEPETLS (los cerros
de las estrellas), a las lagunas y a los manantiales en donde colocaban los
regalos y sacrificios.
Principalmente para TLALOK
(dueño de todas las deidades del agua) quien junto con sus cuatro TLALOKES tenían
en su poder el viento, el agua, el fuego y el suelo. TLALOC y sus TLALOQUES sostenían unos jarros en
cuyo interior se encontraban las diferentes
lluvias: las que producen cosechas buenas, las que dañan todo lo que encuentran
a su paso y las que causan heladas.
Los TLALOQUES golpeaban
los jarros y estos producían los truenos, y cuando los jarros se quebraban producían la
lluvia y los rayos.
TLALOK vivía en la
parte superior de los cielos, sobre el TONAKATEPETL (el cerro de las semillas)
conocido actualmente como el CRUSCO (el cerro del lugar de la cruz). Y los TLALOQUES estaban ubicados hacia los cuatro puntos cardinales, al norte, al sur, al este y al oeste.
Todo iba muy bien hasta
que las personas olvidaron y perdieron el TONALPOUAJLI (el conteo del tiempo)
al saber esto TLALOC y los demás dioses se enojaron y en castigo enviaron las
calamidades: a la SIUATEYOTL y al MAYANTLI, quienes muy pronto empezaron a oprimir
a la gente. La tierra se moría, las aguas se secaban, no existía el tiempo ni
el espacio y las personas morían desesperadas.
Es entonces cuando
ZITLALIN (la Mujer estrella) gobernante de Zitlala fue a visitar a AKATL (el
Hombre Carrizo) quien era gobernante de Acatlán. Ambos platicaron sobre la
situación que sus gentes estaban viviendo y pidieron clemencia a TLALOK.
Pero TLALOC no tuvo
clemencia; imploraron entonces a HUITZILOPOCHTLI (el Sol), a EJECATL (el Viento),
a SENTEOTL (el Maíz) pero nadie escucho sus ruegos, la humanidad era arrojada al
MIKTLAN (el lugar de los muertos).
Desesperados AKATL:
imploró:
—Levántate ya semilla,
aroma de mil flores, cabellos de plumas de KETZAL (el ave de mil plumas) que
tus manos toquen la tierra que te vio nacer, portadora de la falda de
estrellas, naciste en la YOUAJLI (la noche) y de tus pechos salió la leche que
cubre el IZTAKSIHUATL (la mujer blanca dormida) y el POPOCATEPETL (el cerro que
humea) tus lagrimas son como perlas que como el rocío bañan los ríos, fuiste
portadora de luz, espejo en el que se
refleja la humanidad, sales temprano y caminas todo el día, alumbras dando luz
para todos, hoy te olvidas de tu propia existencia en este pueblo. Estas
gentes, mujeres, niños, hombres y ancianos están llenos de miseria y de hambre.
Sabio como siempre alumbra ya el cerro del ZITLALTEPETL—, dicho esto AKATL se
quedó dormido y de sus entrañas surgió el jaguar de color verde, era su NAHUAL.
ZITLALIN oró de la
misma forma, después se quedó dormida y de sus entrañas surgió el jaguar de
color amarillo, era su NAHUAL. Cuando esto sucedió los dos JAGUARES NAHUALES,
el amarillo y el verde, el de AKATL y el
de ZITLALIN dijeron.
—Ahora que estamos
convertidos en JAGUARES NAGUALES será más fácil ayudar a nuestra gente, subiremos
al cerro del TONAKATEPETL, entraremos a la cueva y robaremos las semillas para
dárselas a la gente. Para esto haremos un plan, porque la cueva del TONAKATEPETL
está bien vigilada por las TZICATANAS (las hormigas grandes) —.
Entonces platicaron más
de cerca, para que no se escucharan su planes, y acordaron que el jaguar verde
subiría por la parte frontal del cerro y el jaguar amarillo por la parte de
atrás. Así lo hicieron, subieron y subieron, al primero que vieron las TZICATANAS
fue al jaguar verde, las hormigas le preguntaron que quería, el jaguar verde les contestó:
—Vengo a platicar con
ustedes, allá abajo ya me cansaron los lamentos de las personas, se quejan de
todo, por eso he subido hasta este lugar, para divertirme un rato—.
Las hormigas y las
abejas se miraron, estuvieron de acuerdo y empezaron a jugar con el jaguar
verde y como estaban bien entretenidas no se dieron cuenta que el jaguar
amarillo entró a la cueva.
El jaguar amarillo
agarró todas las semillas de maíz, frijol, calabaza que pudo y se apresuró a
salir de la cueva, pero ambos jaguares fueron descubierto por TLALOK, quien los
miraba con enojo y les dijo:
—¡Que fácil les resultó
esta hazaña!, pensaron solo en la gente, piensan que ellas se los agradecerán,
que tontos fueron si pensaron así, ellas se merecen este castigo, ellas no
supieron aprovechar lo que se les dio en el principio, ellas abusaron de la madre Tierra y lo que es peor….¡Olvidaron el TONALPOUAJLI!.
Ustedes también han olvidado a Dios, abusaron del poder que se les entregó. Por
eso ustedes ZITLALIN y AKATL quedarán convertidos en jaguares, ese será su
castigo—.
En ese momento TLALOC envió
a sus TLALOKES con rayos, relámpagos, tempestades, vientos y con calentamiento solar
en toda su intensidad. Al ver esto los jaguares rodaron cuesta abajo tratando
de escapar de la furia de TLALOK. Rodaron y rodaron hasta llegar al pie del
cerro del TONAKATEPETL.
El jaguar amarillo buscó
las semillas y al darse cuenta que las había tirado en el suelo al rodar cuesta
abajo, se enojo y le reclamó al jaguar verde. Empezaron a pelear, y a sangrar
hasta que cayeron rendidos los dos.
Fue entonces cuando las
personas se dieron cuenta que a su alrededor habían brotado plantas nuevas de
maíz, frijol y calabaza, eran las semillas que el jaguar amarillo había tirado
en el suelo al rodar; y con el agua, el
viento y el sol, las semillas habían germinado. La gente creyó que la pelea de los dos
jaguares nahuales había agradado a TLALOC y que por eso los había perdonado.
Desde entonces el cerro
empezó a reverdecer, los ríos volvieron a correr, el sol volvió a salir. El
sacrificio de los jaguares nahuales había conmovido a TLALOC y perdonó a la
humanidad. Desde entonces cada año celebran el ATZATZILISTLI (petición de
lluvias), la gente se viste de jaguares naguales, bailan, pelean entre sí, suben a los cerros más altos como el
ZITLALTEPETL y el CRUZCO, sacrifican animales en el cerro, rezan y alaban a la Cruz.
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