El Salvador. La danza del tigre
y el venado (1era parte)
Por Óscar Cortés Palma
En la república
centroamericana de El Salvador en San Juan Nonualco se interpreta tradicionalmente
el baile teatro del tigre y el venado. Esta manifestación cultural es muy
parecida a una variante de tecuanes, los tlaminques que interpreta los pueblos
amuzgos de los estados mexicanos de Guerrero y Oaxaca.
Por esta razón nos
preguntamos ¿Cómo una tradición que se acostumbra interpretar en una parte de la
costa chica de Oaxaca y Guerrero pudo viajar más de 1480 kilómetros de
distancia y asentarse en el poblado de San Juan Nonualco sito en la costa de la
republica centroamericana de El Salvador?
Dicha cuestión nos
inquieta, al indagar en la historia nos enteramos que tanto en la zona mexicana
como en la salvadoreña hubo asentamientos olmecas y nahuas. Y los olmecas tenían
la creencia de que el jaguar era una criatura sagrada, valiente, poderosa y
mágica vinculada con las lluvias, la agricultura, la fertilidad, la noche y las
cuevas pero eso fue hace más de 2800 años. Los mayas continuaron con esta creencia.
Y posteriormente en la época de los nahuas de México Tenochtitlán, hace solo quinientos
años, el jaguar conservó los atributos que le otorgaban los olmecas y agregaron su asociación
con las montañas y cerros.
Establecer relación
entre ambas manifestaciones culturales actuales con las de épocas remotas
resulta difícil debido a la antigüedad. Más sin embargo, las exhibiciones de
teatro y danza popular del jaguar en las fiestas religiosas de ambos
territorios continúan destacándose por su originalidad y alto sentido comunitario.
Tal vez es coincidencia que en algunos pueblos nahuas de México y en El
Salvador amenicen los TIGRES el día de la Santa Cruz. Más sin embargo, en
Zitlala y Acatlán, Guerrero el día de la
Santa Cruz está relacionado con el TIGRE
y con las lluvias, con la petición de un buen temporal, lo cual demuestra su
antigüedad. No obstante, las celebradas
en San Juan Nonualco, El Salvador no tienen relación con la petición de lluvias.
En ambas expresiones
culturales, la de México y la de El
Salvador se trata de la cacería del TIGRE, que logran finalmente: la vieja, el viejo, el perro de caza, la
vieja y el venado. Y la vestimenta del viejo es fachosa y
porta su carabina o escopeta y la vieja,
fachosa también porta la flecha y el arco.
El TIGRE sortea toda
clase de peligros hasta que el viejo y la vieja lo vencen y una vez muerto se procede al reparto
equitativo de su carne, de su piel y de sus entrañas.
Todo esto se
interpreta al compás de un monótono tambor y una flauta en San Juan Nonualco; y
de una banda de música de viento en una parte de la costa chica de Guerrero y
Oaxaca. Tal vez la música sea una de las pocas diferencias entre estas expresiones
culturales pero se diluye al recordar que la mayoría de las danzas teatros callejeros
de tecuanes de México se amenizan con un
flautista tamborero también.
Estas costumbres
populares relativas a representaciones públicas de teatro y danza callejera observadas
en las ferias patronales mitad religiosas y otro tanto burlescas son importantes
en los pueblos que las practican.
Libro de los tecuanes
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