lunes, 5 de junio de 2017

El Salvador. La danza del tigre y el venado (1era parte)

Por Óscar Cortés Palma


En la república centroamericana de El Salvador en San Juan Nonualco se interpreta tradicionalmente el baile teatro del tigre y el venado. Esta manifestación cultural es muy parecida a una variante de tecuanes, los tlaminques que interpreta los pueblos amuzgos de los estados mexicanos de Guerrero y Oaxaca.

Por esta razón nos preguntamos ¿Cómo una tradición que se acostumbra interpretar en una parte de la costa chica de Oaxaca y Guerrero pudo viajar más de 1480 kilómetros de distancia y asentarse en el poblado de San Juan Nonualco sito en la costa de la republica centroamericana de El Salvador?

Dicha cuestión nos inquieta, al indagar en la historia nos enteramos que tanto en la zona mexicana como en la salvadoreña hubo asentamientos olmecas y nahuas. Y los olmecas tenían la creencia de que el jaguar era una criatura sagrada, valiente, poderosa y mágica vinculada con las lluvias, la agricultura, la fertilidad, la noche y las cuevas pero eso fue hace más de 2800 años. Los mayas continuaron con esta creencia. Y posteriormente en la época de los nahuas de México Tenochtitlán, hace solo quinientos años, el jaguar conservó los atributos  que le otorgaban los olmecas y agregaron su asociación con las montañas y cerros.

Establecer relación entre ambas manifestaciones culturales actuales con las de épocas remotas resulta difícil debido a la antigüedad. Más sin embargo, las exhibiciones de teatro y danza popular del jaguar en las fiestas religiosas de ambos territorios continúan destacándose por su originalidad y alto sentido comunitario. Tal vez es coincidencia que en algunos pueblos nahuas de México y en El Salvador amenicen los TIGRES el día de la Santa Cruz. Más sin embargo, en Zitlala  y Acatlán, Guerrero el día de la Santa Cruz  está relacionado con el TIGRE y con las lluvias, con la petición de un buen temporal, lo cual demuestra su antigüedad. No obstante,  las celebradas en San Juan Nonualco, El Salvador no tienen relación con la petición de lluvias.

En ambas expresiones culturales,  la de México y la de El Salvador se trata de la cacería del TIGRE, que logran finalmente: la vieja, el viejo, el perro de caza, la vieja y el venado.  Y la vestimenta del viejo es fachosa y porta su carabina o escopeta y  la vieja, fachosa también porta la flecha y el arco.

El TIGRE sortea toda clase de peligros hasta que el viejo y la vieja lo  vencen y una vez muerto se procede al reparto equitativo de su carne, de su piel y de sus entrañas.

Todo esto se interpreta al compás de un monótono tambor y una flauta en San Juan Nonualco; y de una banda de música de viento en una parte de la costa chica de Guerrero y Oaxaca. Tal vez la música sea una de las pocas diferencias entre estas expresiones culturales pero se diluye al recordar que la mayoría de las danzas teatros callejeros de tecuanes de México se amenizan con un  flautista tamborero también.


Estas costumbres populares relativas a representaciones públicas de teatro y danza callejera observadas en las ferias patronales mitad religiosas y otro tanto burlescas son importantes en los pueblos que las practican.

Libro de los tecuanes
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