martes, 25 de abril de 2017

Leyenda de la petición de lluvias con jaguares

Relator: Profr. Eugenio Sánchez Esquivel          
Recopilación: Moisés Jiménez Silverio
Adaptación: Óscar Cortés Palma
Estampillas de Jaguar: Gerardo Pacheco Dorantes


En un principio cuando se formó la tierra, la humanidad vivía en un paraiso, tenian mucho alimento y  sus campos estaban  verdes.

En esa época se llevaba de manera correcta el TONALPOUAJLI (el conteo del tiempo), las personas sabían cuando ofrendar a sus dioses buenos y malos, tenían controlado el MESTIKAPAN (el mes) con sus cinco días de mala suerte, sabían cuando llegaba la  SIUATEYOTL (el hombre disfrazado de mujer),  y el MAYANTLI (el hambre). Todo estaba controlado: la lluvia, el sol, los meses, los días y las horas.

Las personas con anticipación ofrendaban y peregrinaban a los PANTITLANES (las cimas planas del cerro), a los  ZITLALTEPETLS (los cerros de las estrellas), a las lagunas y a los manantiales en donde colocaban los regalos y sacrificios.

Principalmente para TLALOK (dueño de todas las deidades del agua) quien junto con sus cuatro TLALOKES tenían en su poder el viento, el agua, el fuego y el suelo.  TLALOC y sus TLALOQUES sostenían unos jarros en cuyo interior se encontraban las diferentes  lluvias: las que producen cosechas buenas, las que dañan todo lo que encuentran  a su paso y las que causan heladas.
Los TLALOQUES golpeaban los jarros y estos producían los truenos,  y cuando los jarros se quebraban producían la lluvia y los rayos.

TLALOK vivía en la parte superior de los cielos, sobre el TONAKATEPETL (el cerro de las semillas) conocido actualmente como el CRUSCO (el cerro del lugar de la cruz).  Y los TLALOQUES  estaban ubicados  hacia los cuatro puntos cardinales, al  norte, al sur, al este y al oeste.

Todo iba muy bien hasta que las personas olvidaron y perdieron el TONALPOUAJLI (el conteo del tiempo) al saber esto TLALOC y los demás dioses se enojaron y en castigo enviaron las calamidades: a la SIUATEYOTL y al MAYANTLI, quienes muy pronto empezaron a oprimir a la gente. La tierra se moría, las aguas se secaban, no existía el tiempo ni el espacio y las personas morían desesperadas.

Es entonces cuando ZITLALIN (la Mujer estrella) gobernante de Zitlala fue a visitar a AKATL (el Hombre Carrizo) quien era gobernante de Acatlán. Ambos platicaron sobre la situación que sus gentes estaban viviendo y pidieron  clemencia a TLALOK.

Pero TLALOC no tuvo clemencia; imploraron entonces a HUITZILOPOCHTLI (el Sol), a EJECATL (el Viento), a SENTEOTL (el Maíz) pero nadie escucho sus ruegos, la humanidad era arrojada al MIKTLAN (el lugar de los muertos).

Desesperados AKATL: imploró:

—Levántate ya semilla, aroma de mil flores, cabellos de plumas de KETZAL (el ave de mil plumas) que tus manos toquen la tierra que te vio nacer, portadora de la falda de estrellas, naciste en la YOUAJLI (la noche) y de tus pechos salió la leche que cubre el IZTAKSIHUATL (la mujer blanca dormida) y el POPOCATEPETL (el cerro que humea) tus lagrimas son como perlas que como el rocío bañan los ríos, fuiste portadora de luz,  espejo en el que se refleja la humanidad, sales temprano y caminas todo el día, alumbras dando luz para todos, hoy te olvidas de tu propia existencia en este pueblo. Estas gentes, mujeres, niños, hombres y ancianos están llenos de miseria y de hambre. Sabio como siempre alumbra ya el cerro del ZITLALTEPETL—, dicho esto AKATL se quedó dormido y de sus entrañas surgió el jaguar de color verde, era su NAHUAL.

ZITLALIN oró de la misma forma, después se quedó dormida y de sus entrañas surgió el jaguar de color amarillo, era su NAHUAL. Cuando esto sucedió los dos JAGUARES NAHUALES, el amarillo y el verde,  el de AKATL y el de ZITLALIN dijeron.

—Ahora que estamos convertidos en JAGUARES NAGUALES será más fácil ayudar a nuestra gente, subiremos al cerro del TONAKATEPETL, entraremos a la cueva y robaremos las semillas para dárselas a la gente. Para esto haremos un plan, porque la cueva del TONAKATEPETL está bien vigilada por las TZICATANAS (las hormigas grandes) —.

Entonces platicaron más de cerca, para que no se escucharan su planes, y acordaron que el jaguar verde subiría por la parte frontal del cerro y el jaguar amarillo por la parte de atrás. Así lo hicieron, subieron y subieron, al primero que vieron las TZICATANAS fue al jaguar verde, las hormigas le preguntaron que quería, el jaguar verde  les contestó:

—Vengo a platicar con ustedes, allá abajo ya me cansaron los lamentos de las personas, se quejan de todo, por eso he subido hasta este lugar, para divertirme un rato—.

Las hormigas y las abejas se miraron, estuvieron de acuerdo y empezaron a jugar con el jaguar verde y como estaban bien entretenidas no se dieron cuenta que el jaguar amarillo  entró a la cueva.

El jaguar amarillo agarró todas las semillas de maíz, frijol, calabaza que pudo y se apresuró a salir de la cueva, pero ambos jaguares fueron descubierto por TLALOK, quien los miraba con enojo y les dijo:

—¡Que fácil les resultó esta hazaña!, pensaron solo en la gente, piensan que ellas se los agradecerán, que tontos fueron si pensaron así, ellas se merecen este castigo, ellas no supieron aprovechar lo que se les dio en el principio,  ellas abusaron de la madre Tierra  y lo que es peor….¡Olvidaron el TONALPOUAJLI!. Ustedes también han olvidado a Dios, abusaron del poder que se les entregó. Por eso ustedes ZITLALIN y AKATL quedarán convertidos en jaguares, ese será su castigo—.
En ese momento TLALOC envió a sus TLALOKES con rayos, relámpagos, tempestades, vientos y con calentamiento solar en toda su intensidad. Al ver esto los jaguares rodaron cuesta abajo tratando de escapar de la furia de TLALOK. Rodaron y rodaron hasta llegar al pie del cerro del TONAKATEPETL.

El jaguar amarillo buscó las semillas y al darse cuenta que las había tirado en el suelo al rodar cuesta abajo, se enojo y le reclamó al jaguar verde. Empezaron a pelear, y a sangrar hasta que cayeron rendidos los dos.

Fue entonces cuando las personas se dieron cuenta que a su alrededor habían brotado plantas nuevas de maíz, frijol y calabaza, eran las semillas que el jaguar amarillo había tirado en el suelo al rodar;  y con el agua, el viento y el sol, las semillas habían germinado.  La gente creyó que la pelea de los dos jaguares nahuales había agradado a TLALOC y que por eso los había perdonado.

Desde entonces el cerro empezó a reverdecer, los ríos volvieron a correr, el sol volvió a salir. El sacrificio de los jaguares nahuales había conmovido a TLALOC y perdonó a la humanidad. Desde entonces cada año celebran el ATZATZILISTLI (petición de lluvias), la gente se viste de jaguares naguales, bailan, pelean entre sí,  suben a los cerros más altos como el ZITLALTEPETL y el CRUZCO, sacrifican animales en el cerro, rezan y alaban a la Cruz. 










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