martes, 1 de marzo de 2016

El Jaguar y la lluvia


Por Óscar Cortés Palma

En muchas regiones del mundo las poblaciones acostumbran realizar rituales para pedir lluvias, estos rituales incluyen ofrendas, cantos, rezos, danzas y teatros tradicionales. En el continente americano destacan los rituales de lluvia de los nativos americanos de Estados Unidos de América y de México.
 

En lo que corresponde a la República Mexicana los  rituales de lluvia son muy variados, entre ellos destaca una de las variantes de las danzas de tecuanes: Los tecuanes de Zitlala y Acatlán, Guerrero. En esos lugares los tecuanes (también llamados tigres o jaguares) están estrechamente relacionados con la petición de lluvias o atzazilistli. Y esta tradición se remonta a la época mesoamericana. En otras palabras  los tecuanes (jaguares) son seres de lluvia.
Así lo parecen demonstrar los mitos, leyendas, bajorrelieves y murales contemporáneos o anteriores a México-Tenochtitlan. Por ejemplo,  los murales de Guerrero Jaguar de Cacaxtla, Tlaxcala (650 al 950 ac.) En estos murales podemos observar tres diferentes personas ataviadas con ropa amarilla con manchas negras simulando la piel de jaguar, a un costado de estas personas caen gotas de lluvia.
Estos murales de Cacaxtla que evidencian la relación jaguar-lluvia serian solo una coincidencia sino contáramos con otra prueba más ubicada en Chalcatzingo, Morelos. En este lugar existe un bajorrelieve (800 a 500 antes de Cristo) en donde podemos observar a una especie de felino, tal vez un puma, jaguar o tecuane encima de un humano el cual yace inmóvil en el suelo sin posibilidades de escapar. Sobre ellos caen gotas de lluvia, tal como en los murales de Cacaxtla, Tlaxcala.
Si no fueran suficientes estas pruebas hay muchas más, una es el propio Tláloc, el dios de la lluvia, quien es representado habitualmente con colmillos de felino, quizás un jaguar, tekuani o puma.

Otra prueba es la leyenda actual de los “tecuanes-naguales” (personas que tiene el poder de transformarse en fieras feroces, tigres o jaguares). Esta leyenda de los tekuanes - naualikes impera en Zitlala y Acatlán, Guerrero, En donde se realiza la danza y ritual de la pelea de tigres o pelea de tecuanes que consiste en disfrazarse de jaguares y pelear hasta sangrar y ofrendar su sangre al dios de las lluvias. Ellos dicen que este ritual de lluvias, también llamado atzatzilistli es de origen muy antiguo, desde antes de que cayera México Tenochtitlán.

Con base a todos los ejemplos anteriores podemos evidenciar la complicidad de los tecuanes y la lluvia. Pero hay más, como todas y todos sabemos los jaguares y pumas habitan muy cerca del agua y también suelen habitar en las cuevas. Y es muy bien sabido que muchos rituales actuales para pedir lluvias se realizan en cuevas ubicadas en lo alto de los cerros o montañas en por lo menos los estados de México, Morelos, Puebla y Guerrero, de esto surge una interrogante: ¿Acaso el hecho de que se realicen rituales para pedir lluvia en cuevas inaccesibles sea porque allí también suelen habitar fieras feroces como el tekuani (jaguar) o el puma? Si es así, esta sería una prueba más que evidencia claramente la relación entre los tecuanes y la lluvia, los  jaguares y la lluvia,  las fieras feroces y el temporal.


Definitivamente falta investigar más sobre esto, pero en todo caso no debe extrañarnos ver representado a un jaguar junto a gotas de lluvia puesto que todo parece indicar que en la época mesoamericana esta unión era muy común.

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