Pitero Eliseo Ocampo Sandoval, alias "el oso", (1930-2017) [1]
Por Óscar Cortés Palma
Eliseo Ocampo Sandoval, fue pitero de Axochiapan, Morelos, su
padre lo ayudó a elaborar su tambor cuando tenía 10 años, en 1940 ca. En esa época,
el pitero venia de Calmécac y de Atlacahualoya, se llamó Faustino Benítez, pero
en una ocasión dejó de venir y murió. En Atlacahualoya aprendió su hijo Luis Benítez.
En Calmécac se perdió la tradición un tiempo y luego se recuperó. En Axochiapan,
aprendió Eliseo, un niño de 10 años de edad, como no sabía leer, no se aprendió
los diálogos en náhuatl españolizado de los personajes, no pudo leer el
libreto, además, ya estaban muy mayores los que bailaban. Uno de los actores fue
Víctor Mozo Jacinto, quien antes de la revolución mexicana ya bailaba y
ensayaba en la casa de Juan Daniel alias «Juan Chona», como contó su hijo Arturo Mozo Chino. La carrera musical de
Eliseo (el oso) empezó cuando sus hermanos mayores fueron a solicitarle a su
papá, le diera permiso para tocar la música de la festiva comedia porque el
pitero Faustino Benítez de Atlacahualoya no llegó. Después, se dio un relevo
generacional e innovación, Eliseo, alias el oso, modificó los sones y la
coreografía. En sus propias palabras, la hizo más dinámica, reformó las
melodías, coreografía. Antes bailaban encadenados, se decidió cambiarlas por
cruzados, dijo:
Antes se vestían como un conjunto de catrines chaquetudos, tenían
diálogos en náhuatl con español, relataban una historia similar al [baile
cómico de los vaqueros], bailaban solo hombres, y todos los danzantes tenían un
nombre. Pero reformé la danza: un año los tecuanes se disfrazaban de toreros,
al año siguiente de carboneros. [etcétera].
Eliseo, alias el oso, por
décadas fue pitero, fue reconocido en la comunidad, su foto estaba en el Museo
Municipal y en el mural del Ayuntamiento Municipal. Sin embargo, no a todos los párrocos de la Iglesia les agradó el
bailoteo, fue con la intercesión de su tío Narciso que los tecuanes pudieron bailar
en el atrio. Un par de años después surgió otro pitero llamado Pedro Jiménez, después
el pitero Paulino Tajonar Juárez (alias el pagüis), fueron proliferando más
piteros hasta sumar cerca de dos decenas, también más cuadrillas de bailarines
hasta llegar a ser quince. Eliseo, alias (el oso) nos comentó una anécdota,
cuando tenía 20 años de edad, lo visitó su tocayo Eliseo B. Aragón, nahuatlato
y promotor cultural de Axochiapan radicado en Cuernavaca, de unos 70 años, acompañado
de personas. Eliseo B. Aragón le [2]dijo:
“Tócanos los sones antiguos para grabar un
disco y también acompáñanos a Cuernavaca”.
Eliseo Ocampo respondió:
“No conozco las piezas antiguas, yo toco
lo nuevo no lo antiguo”.
Los dos Elíseos, estuvieron de acuerdo: las festivas comedias
bailes cómicas tradicionales se van transformando con el tiempo. Hoy, el baile del tecuán de
Axochiapan da libertades coreográficas a sus participantes, quienes se pueden
disfrazar desde porristas, huentle, quinceañeras, bufones, desfiles, etcétera.
Los pobladores se esfuerzan por recuperar los personajes originales de la
divertida farsa baile: los viejitos y el lobo (jaguar). El crecimiento
exponencial de grupos y músicos de bailarines en Axochiapan se explica por la
religiosidad popular, los «concursos»" de la década de los ochenta, en
donde los galardonados recibían guajolotes, trofeos y estandartes de la
conversión de san Pablo Apóstol. Eliseo Ocampo Sandoval (alias el oso), igual a
los demás piteros de Morelos, organizaba la danza por gusto, porque son pobres,
unos no saben leer ni escribir, no poseen medios de producción y alquilan su
fuerza de trabajo a cambio de una paga, al finalizar la entrevista comentó
Eliseo Ocampo: «los tecuanes de Axochiapan nunca se van a acabar».
No hay comentarios:
Publicar un comentario